miércoles, 9 de enero de 2013

PRIMER AMOR

Las tardes eran espesas.
Las bebíamos en vasos
llenos de felicidad,
con ansia adolescente,
aun sin tacto en el paladar.
De la mano corríamos
más rápidos que el tiempo.
Juntos descubrimos
el color de las flores.
Adivinábamos en las nubes
cientos de castillos y dragones.
Construimos de lego y sueños
un futuro nuevo.
Descubrimos el rostro
reflejado en las pupilas.
Despertamos centímetros de piel
que aun no habían nacido,
cuando las células aun no morían,
si acaso alguna por amor en el corazón.
Lo nuestro era distinto.
Y si ahora paro un momento
y navego en tu mirada
sigo encontrando mi rostro
y la tarde vuela rauda.
Doy un sorbo a ese vaso
saboreando sin prisas,
la felicidad
y su dulzor voy descifrando.
De la mano pasa el tiempo a nuestro lado,
pintamos las flores del color escogido,
guiñamos un ojo
al dragón de la nube del castillo.
Paseamos tranquilos por un presente
adoquinado en sueños.
Jugamos a esconder secretos
en la piel del contrario.
Y en la sonrisa, dibujado,
el rastro de millones
de células suicidas.
Danza y sigue danzando
la llama del primer amor conservado.

Para el mío, que aún conservo como el primer día de enero del 89.

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