Septiembre
y tras luminoso amanecer, abordaron el navío que zarpaba, arriba telas, y les
invitaba a vivir aventuras y desventuras.
Grumetes
de alma pura, blanca, mesnada ansiosa, que sospechaban apenas se convertirían
durante tres largos años en avezados marinos, de tez curtida al sol, avanzando por
mares desconocidos, de anchos horizontes.
Allí
empezaron a tejer la tupida red del conocimiento, atando cabos, manejando
palos, llegando a confines desconocidos, empujados por propicios vientos.
Ahora
vuelven a puerto, a buen puerto, atesorados de experiencias vividas de la mano
de venturoso patrón, que tatuó en sus vidas señales que solo ellos entenderán.
He
buceado en el corazón un marino y he avistado el maravilloso pecio que
indeleble permanecerá como vestigio de la más maravillosa travesía, su etapa
infantil.
Dedicado a Inés, profesora de Ángela en su etapa infantil (2005-2008), que capitaneó el aula de "Los Vikingos". Por su cariño y dedicación, su dulzura, paciencia y amor al impartir las clases "jugando".
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