antes
iba a los bancos de los parques
hacía transferencias
de besos furtivos
dibujaba
corazones y letras
ahora
voy a los bancos
donde no puedo sentarme
los corazones han muerto
atravesados por flechas sangran letra pequeña
nadie me toma la mano
para impedir el suicidio
de firmar
ahí, donde pone "el interesado"
Lo hice un millón de veces las escuché hasta sin respirar y siempre el mismo silencio.
Luego tomaba una de ellas entre los dedos, la acercaba al único ojo que dejaba abierto así, muy cErCa, enfocando hacia el sol, despacio despacio la giraba giraba la bola despacio buscando entre sus mOnTaÑas y vaLLeS entre sus NuBeS aLaRgADAS sin encontrar nada.
Y volvía a abrir el ojo que se sincronizaba con el otro mientras devolvía la esfera a la bolsa de las que no tenían nada.
Se me caía la ilusión al suelo desde donde miraba al CIELO; buscaba al OjO GiGaNTe que algún día me encontraría asomándose a mi mUnDoCaNiCa.
Inspirado en la ilustración nº29 de ZOOM de Istvan Banyai.
así bajo los escalones de la infancia buscando entre palabras antiguas entre palabras de siempre de cuando empezó la vida.
así me las llevo a la boca les relamo despacio el contorno exprimo todo el sonido con mesura para no moverlas del tiempo
y saboreo.......
cresta de gallo campana lana y abejas incienso palo y piedra delantal galleta noria toquilla y talco barro mucho barro amasado con las manos molinillo chicle de fresa zapato ortopédico verbena horquilla en el pelo achicar problemas a besos dame la mano leche sin café cine de verano the end.
Inspirado en la ilustración nº1 de ZOOM de Istvan Banyai. A continuación, en el enlace, se puede ver la secuencia completa del libro.
no existe un acto de amor más grande que el del viento a un diente de león
no lo hay
en un suspiro y, al leve contacto /íntimo/ le desnuda, le arranca toda ley, dejando así el porvenir ingrávido sutil y lo hace libre y lo eleva y lo impulsa y lo mece lo mece mece amor de remolino cometa vegetal surcaviento en equilibrio entre sus dedos
luego tras el éxtasis de vuelo lo deja suavemente en el sueño de ser mañana
no existe una entrega tan grande como la que hace al viento un diente de león
Al final
se nos llevará el viento
cuando, muertos,
nos deshaucien del cielo
nos expropien el suelo
y hagamos la dación en pago
hasta del vaso funerario