-Mamá….. mamá!!!!
Su temblorosa voz disipaba lentamente la neblina del sueño en el que me encontraba sumergida y hacía que mi cuerpo, cual autómata, saliese de entre las sábanas y empezase a recorrer el pasillo a oscuras y aprendido de memoria. Mientras el frío se iba apoderando lentamente de mis pies continuando una gélida ascensión que me invadía y me recorría en oleadas de escalofríos.
-Mamá tengo una pesadilla.- lloriqueaba asustada.
-Que sueñas, mi niña...?- le pregunté sentándome a su lado.
-Es un esqueleto, mamá. Se desmonta y vuelve de nuevo a montarse.- me habló temblorosa mientras le acariciaba el pelo.
-Es solo un sueño, cariño. En los sueños puedes ser quien tú quieras. Podrías ser un hada y con un toque de varita mágica convertir el esqueleto en sapo…… o mejor aún, puedes subirte en un Pegaso azul y, volando, escapar de ese sueño para buscar otro mejor.- le dije aún sin ser consciente de la diferencia entre realidad y sueño.
-No puedo mamá, no puedo.- gemía mientras se volvía a acomodar en una nueva postura.
-Inténtalo un poquito, piensa en algo que te guste mucho.. nosé, en un paseo por el campo, en los columpios del parque…..- le sugerí ya mas espabilada y comenzando a tiritar por el frío.
-Vale, mamá, creo que ya….. ya estoy…… en la piscina…..- dijo suavemente, aún sin abrir los ojos, pero con una sonrisa.
Me quedé allí, mirándola, viendo como la sonrisa se quedaba en su rostro ya inmóvil y su respiración se acompasaba sosegadamente, intentando imaginar hacia qué recóndito lugar le habría llevado su Pegaso azul del sueño.
Una noche cualquiera de noviembre de 2012Ver más
-Es un esqueleto, mamá. Se desmonta y vuelve de nuevo a montarse.- me habló temblorosa mientras le acariciaba el pelo.
-Es solo un sueño, cariño. En los sueños puedes ser quien tú quieras. Podrías ser un hada y con un toque de varita mágica convertir el esqueleto en sapo…… o mejor aún, puedes subirte en un Pegaso azul y, volando, escapar de ese sueño para buscar otro mejor.- le dije aún sin ser consciente de la diferencia entre realidad y sueño.
-No puedo mamá, no puedo.- gemía mientras se volvía a acomodar en una nueva postura.
-Inténtalo un poquito, piensa en algo que te guste mucho.. nosé, en un paseo por el campo, en los columpios del parque…..- le sugerí ya mas espabilada y comenzando a tiritar por el frío.
-Vale, mamá, creo que ya….. ya estoy…… en la piscina…..- dijo suavemente, aún sin abrir los ojos, pero con una sonrisa.
Me quedé allí, mirándola, viendo como la sonrisa se quedaba en su rostro ya inmóvil y su respiración se acompasaba sosegadamente, intentando imaginar hacia qué recóndito lugar le habría llevado su Pegaso azul del sueño.
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