El silencio se hizo añicos,
La rutina saltó por los aires
Cuando llegó, centella negra y hocicos,
Algodón carbón, azabache,
Cachorro loco y cachivache.
Va comiendo las flores
de todos los tréboles,
Tocándonos el corazón a lametones,
Y, a su paso, levantando el vuelo
De mariposas y gorriones.
Del sur se da aires que caracolean,
Se enredan al tizón de sus bucles,
Desprendiendo el aroma
De tierras bandoleras.
Muerde la pereza,
le hace trasquilones,
Descompone los días a jirones.
Corre, salta, casi vuela
Espantando el reposo
De moscas y abejas.
Y, sin que el sol de estío
Le toque la frente,
Cansado sestea,
Se queda dormido……
Y el silencio compone,
Sin lograrlo del todo
Su maraña deshecha en añicos.

Me encanta sobre todo la primera estrofa, es simplemente genial.
ResponderEliminarEl cachorro es para comérselo, de no ser porque no me da ni tiempo a ello. Gracias, caballero. Es todo un halago.
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