viernes, 5 de abril de 2013

ABABOLES

Dime donde están,
¿Dónde pueden haber ido?
¿Acaso alguien las robó,
Sin tan siquiera haber nacido?

En la paleta del campo
Falta el color colorado
Dime, ¿no te has enterado?

Será que han decidido
No hacer sangrar al trigo
Por eso no han ido a nacer,
Por eso vivir no han querido.

Aquellas encarnadas que en marzo
Se abrían tapizando orillas,
Laderas y anchos campos.

Aquellas intrusas menudeando
Entre las doradas espigas de los sembrados
Nos han querido dejar huérfanos
Del terciopelo de sus pétalos.

Volved a los pies de mi árbol
Que su verde es menos verde
Sin vuestro rojo encarnado.

Salpicad de escarlata los cereales,
Granad las cosechas, ababoles,
Que el viento repique vuestras campanas,
Que el viento se preñe de vuestro polen.

Derramad la belleza contenida
En vuestro efímero cáliz, maripolas,
Iluminando los campos de vida.

Delicadas amapolas,
Yerba-viento, ¿quién os ata?
¿Quién os retiene presas?
¿Quién os robó la belleza?

Volved raudas, que os requiero
En el borde de algún sendero,
En las lindes y veredas de mi pueblo.

Romped el monocromo del campo,
Papelead al viento templado,
O elevaros hasta mis mejillas
Donde pueda adivinaros.



(A día de hoy, las amapolas aún no han florecido y es algo que me ha llamado mucho la atención. ¿Acaso también nos las han recortado? ¡No, por ahí no paso!)


 


 

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